Anatomía de una tragedia: las claves del cuádruple crimen de Villa Crespo

La masacre de Villa Crespo dejó una marca profunda en la sociedad argentina. El hallazgo de cuatro cuerpos sin vida en un departamento de la calle Aguirre al 200 sacudió al barrio y al país entero. Las víctimas fueron Adrián Bernardo Seltzer, sus hijos Ian e Ivo, y Laura Fernanda Leguizamón. La principal hipótesis de la investigación indica que se trató de un homicidio-suicidio: Laura habría asesinado a su pareja y a sus hijos antes de quitarse la vida.

Más allá del espanto inicial, este hecho nos obliga a mirar con atención lo que sucede puertas adentro de muchas familias, donde los conflictos y la salud mental no siempre reciben la ayuda necesaria.

Una escena del horror que habla por sí sola
Los peritos describieron el lugar como una escena “muy sangrienta, con saña y sangre por doquier”. La hipótesis de un robo fue rápidamente descartada: no había signos de violencia en los accesos ni objetos robados. Los cuerpos indicaban una secuencia clara: Adrián, asesinado en su cama; los hijos, con heridas de defensa, atacados mientras intentaban escapar; y Laura, con una sola herida en el pecho, típica de suicidio, sin marcas defensivas.

El uso de dos cuchillos y la brutalidad del ataque sugieren una acción premeditada, impulsada por una carga emocional extrema. No fue un arrebato: fue una tragedia construida en silencio.

Una carta, medicamentos y una mente al borde
Entre los elementos encontrados en el departamento, hay uno especialmente revelador: una carta escrita a mano por Laura. En ella se leen frases como “Todo mal fue mucho. Los amo. Muy perverso. Estábamos en la calle”. Junto a la nota, un dibujo con lo que podría ser la contraseña de un celular, aún por analizar.

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También se encontraron medicamentos psiquiátricos (sertralina, midax, olanzapina), y los testimonios indican que Laura habría abandonado el tratamiento. En pacientes con trastornos mentales severos, la interrupción de la medicación puede provocar episodios psicóticos y pérdida total del juicio, con consecuencias impredecibles. Cuando no hay un tratamiento sostenido, el aislamiento, el estrés económico o la sensación de desesperanza pueden derivar en actos extremos dentro del propio hogar.

Por qué una madre mataría a sus hijos
Aunque resulte difícil de comprender, existen teorías que ayudan a explicar el filicidio, es decir, cuando una madre asesina a sus hijos. El psiquiatra Phillip Resnick clasificó estos hechos en distintos tipos: algunas madres lo hacen creyendo que salvan a sus hijos de un sufrimiento mayor; otras, como consecuencia de un brote psicótico; también hay casos motivados por rechazo, venganza hacia la pareja o desesperación.

En pacientes con trastornos mentales severos, la interrupción de la medicación puede provocar episodios psicóticos y pérdida total del juicio. Foto: X.
En este caso, la carta, el abandono del tratamiento y los fármacos incautados sugieren que Laura atravesaba una crisis mental profunda. Si percibía que no había salida, que la situación era desesperante, pudo haber actuado desde una lógica distorsionada, en la que matar a sus hijos era, para ella, protegerlos.

Una “normalidad” que escondía señales
Un vecino escuchó gritos durante la madrugada, a la misma hora en que se habría producido el ataque. La policía también analiza las redes sociales de Laura y las carpetas escolares de los hijos, en busca de indicios que contradigan la imagen de familia funcional. Es doloroso pensar que detrás de una aparente normalidad se escondía tanto sufrimiento. Las señales estuvieron allí: el aislamiento, la medicación no tomada, el contenido de la carta. Pero, como ocurre muchas veces, pasaron inadvertidas.

El espejo oscuro de Villa Crespo
El cuádruple crimen de Villa Crespo no es solo una noticia policial; es un llamado urgente a revisar cómo abordamos la salud mental, la violencia intrafamiliar y el acompañamiento en situaciones límite.

Mientras la justicia sigue trabajando para cerrar todas las aristas del caso, la sociedad tiene el desafío de aprender de esta tragedia. No se trata solo de comprender el horror, sino de evitar que vuelva a repetirse.